viernes, 19 de agosto de 2011
La Muerte en "Tío Elías y otros cuentos" de Antonio Cruz
Si la muerte no fuera el preludio a otra vida,
la vida presente sería una burla cruel.
Mahatma Gandhi
La primera década del presente milenio ha sido liderada por el microrrelato, que se erige como el género literario de mayor producción y difusión en nuestros días. Su formato brevísimo y conciso que cobija en su interior la narratividad correspondiente se proyecta como característica indispensable que encanta y deslumbra a los lectores más exigentes.
Latinoamérica se constituye como la tierra del microrrelato, pues es donde mayor producción y difusión ha encontrado ese género literario. Uno de los países que mayor empeño le ha dedicado es Argentina donde una selecta gama de escritores y los espacios que algunas editoriales le han dedicado son muestra fehaciente de este “Nuevo Boom Literario”.
El ámbito literario del noroeste argentino no es ajeno a este proceso literario actual, pues encontramos a escritores como Paulina Ávila, Raúl Lima, Mónica Maud, entre otros que vienen experimentando con el microrrelato.
No obstante, Antonio Cruz se constituye como uno de los mejores narradores y como la voz representativa del microrrelato santiagueño. Su libro Tío Elías y otros cuentos (2006) se constituye como su opera prima en la narrativa breve. Está integrada por cuatro cuentos y once microrrelatos que demuestran su excelente concisión y cautivan al lector más frío e incrédulo.
El tema que transita la mayoría de sus textos es la Muerte y todo aquello que conlleva: el momento en que se produce, apariciones, brujas, etc. La producción de una muerte ya sea premeditada (“Como me considero un buen sicólogo, decidí socorrerlo”) o por equivocación (“Noche de Brujas”) siempre resulta inesperada para la víctima mientras que el protagonista de los textos actuó con la finalidad de matar, ya sea a través de un disparo o de una mera disuasión.
A decir de la cultura milenaria y de la cultura popular, cuando se producen asesinatos el alma no reposa y transita en “pena” y se presenta como un espectro en el mundo terrenal. Un amor que retorna para despedirse y jurar amor eterno (“Reencuentro”), una madre que aún no desea encontrarse en el ‘más allá’ con su hijo (“Cirujano de guardia”), la muerte como personaje (“Sueño”, “Sala de Emergencias”, “Plataforma Uno”) o la muerte como expresión consecuente del amor (“Muerte”).
Y, “Tío Elías” un cuento que se desarrolla en la voz narrativa de un gato, protagonista junto a su amo (Tío Elías) de una de las historias más tiernas que se haya escrito sobre este diminuto felino.
La fluidez de los textos, el golpe de impacto que se presenta en sus finales, la mística de la muerte y el laborioso empleo de las palabras cinceladas como un escultor a su obra son rasgos característicos de la voz narrativa que Antonio Cruz proyecta en “Tío Elías y otros cuentos”.
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